Corren tiempos extraños para todos y el sector de la farmacia no está precisamente exento. En estas situaciones miras hacia atrás y tomas en consideración frases oídas de algunos de tus mayores, como que “en tierra de emigrantes siempre hubo tiempos difíciles”. Las generaciones que nos preceden estaban habituados a sufrir pandemias, por eso nuestros mayores lo viven con más naturalidad y cuando escuchan “confinamiento” te responden con frases hechas, “miedo guarda viña” me dijo uno de ellos.
Tengo la suerte de vivir en un pueblo con mucha historia de la que poco se conoce y tengo la suerte de practicar una de las profesiones más antiguas que me animan a indagar en ella. Mi infancia y mi juventud las he vivido en los altos de una farmacia y mi actividad profesional en la rebotica del laboratorio entre frascos, matraces y probetas que he conservado como joyas del pasado en pleno funcionamiento.
Siempre me extrañó que nuestro laboratorio conservase aparatos de una época en la que era evidente que aún no se requería luz eléctrica, como autoclaves de gas y centrifugas manuales. Fueron los comentarios de los clientes en relación a farmacéuticos anteriores que desconocía lo que me indujo a indagar en los orígenes de nuestra farmacia,
Situar el origen esta de la farmacia en el año 1934, la convierte en uno de los establecimientos comerciales más antiguos de Tejina y de la comarca, fue la primera farmacia que se abrió fuera del casco de Laguna, la primera en la zona como consecuencia de las políticas sociales de la Dictadura de Primo de Rivera en 1924 que por fin conseguía cubrir la terna de los Inspectores Farmacéuticos Municipales, procediendo a la descentralización con respecto al casco. Junto con la farmacia de Manuel Santos en la calle de La Carrera se dotarían las plazas de Tejina y de La Cuesta.
Por este motivo los farmacéuticos que vinieron a Tejina fueron funcionarios de carrera, como D.Jose Rodríguez. D.Francisco Martínez, D.Humberto Lecuona, Dª Juana Quintero y D.Antonio M. Rodríguez que tuvieron como responsabilidad añadida atender la beneficencia municipal, así como el control analítico del agua potable y de los alimentos y bebidas
Con todo la farmacia ha cambiado más en los últimos 10 años que en todos los que vivió mi padre. Atrás ha quedado aquellos años en los que me formó en el laboratorio, como antes lo había hecho con la química del bachillerato, su verdadera pasión, o aquellas reuniones kafkianas en las que se intentaba informatizar la farmacia. De él aprendí muchos valores, pero me quedo con uno que tiene una especial vigencia, el del amor al trabajo y la vocación sincera de servicio que mantenía a raya cualquier atisbo de doble intencionalidad.
Cuando veo a mis hijos ya crecidos, con frecuencia me pregunto dónde están aquellos años que han pasado de mi infancia y juventud. Este paso del tiempo ha obligado a las farmacias a evolucionar somos pioneros en temas de e-salud con la receta electrónica y aprovechando la cercanía al paciente, hemos demostrado en esta pandemia que somos una empresa de servicios en donde la promoción y la educación sanitaria es prioritaria. Las redes sociales me han ofrecido esa oportunidad de salir de detrás de la rebotica reencontrarme con una juventud y otra que no lo es tanto, para divulgar esos temas que siempre me han apasionado sobre ciencia y salud.
Quién le habría dicho a mi padre que los tiempos cambiarían tanto las cosas y al mismo tiempo tan poco. La vinculación que siempre mostró entre la agricultura y la salud, derivada no sólo de su origen palmero, sino de la vocación que siempre profesó a la edafología, el estudio del suelo, sigue más vigente que nunca. Como se suele decir en los cursos de manipuladores de alimentos, ese proyecto de ley que se cuece sobre la alimentación, en el que se establece que la higiene debe llevarse desde la finca al consumidor, nos habla del carácter interdisciplinar que se debe dar a la alimentación, pero sobre todo transmite, un problema real, y poco aceptado, el de la malnutrición que soportamos en Europa.
Si nos fijamos en la estatura de nuestros abuelos podemos sospechar el padecimiento de una desnutrición temprana. El problema de hoy en día es sólo algo diferente porque no se suele aceptar que los malos hábitos y la enfermedad estén ocasionando una malnutrición en Europa que puede rondar al 60% de su población y de la que sólo el tiempo nos dirá sus consecuencias. La farmacia, hoy en día, se convierte en un espacio de salud ideal de concienciación y de educación en nutrición porque la nutrición y la terapéutica siempre han tenido que ir de la mano.
La galénica y la farmacología fueron siempre las asignaturas troncales en nuestra profesión, asignaturas que hoy en día cobran un renovado interés desde el mismo momento en que se habla de temas como la medicina basada en la evidencia o del autocuidado de la salud, porque es el consumidor el que está exigiendo una orientación sobre la tremenda avalancha de información sanitaria que le está llegando a través de internet. Internet está cambiando las relaciones sociales, pero son las relaciones sociales de siempre, sustentadas por la misma escala de valores. Nos toca a los profesionales saber separar el grano de la paja y orientar en la buena educación.