Hace 210 años. el 10 de noviembre de 1810, moría en Santa Cruz, el Vizconde de Buenpaso, Juan Primo de la Guerra, último varón con este apellido, como consecuencia de la epidemia de fiebre amarilla con que se estrenaba el siglo XIX. Es un personaje bien conocido por los historiadores porque su diario ha sido una de las mejores fuentes utilizadas para conocer su época. A semejanza de lo que había hecho su tío Lope de la Guerra, contertulio de Nava, quiso pasar a la posteridad de esta forma. Juan Primo de la Guerra narra en su diario como, siendo invitado por sus parientes visitó a Tejina en fiestas el 24 de Agosto, día de San Bartolomé, descansando al día siguiente yendo a la finca de Jover, propiedad de los padres dominicos de la Candelaria. Su pariente era sin duda Juan Machado Dapelo, Teniente Coronel de las Juntas del general Moreno (1841) , propietario de la casa del Manisero, situada en la finca trasera de la iglesia. Efectivamente su padre el capitán Gonzalo Machado y Miranda, muerto en las américas, era primo segundo de Juan Primo de la Guerra al ser sus abuelos María Dolores y Domingo Guerra y Ayala, hermanos. A Gonzalo Machado le venía esta propiedad por herencia de sus abuelos maternos el capitán Luis Francisco de Miranda y Micaela Anchieta y Suazo poseedores de los terrenos que en su día pertenecieron a los agustinos, donde se refugiaron éstos por más de un año durante la epidemia de Landres de 1582 tal y como relataba Viera y Clavijo [i].
Juan Primo de la Guerra cita en su diario [ii] como el jueves 27 de 1804 regresaba de la América su sobrino Juan Machado y Dapelo hijo de su primo Gonzalo Machado oficial del batallón de Canarias que había muerto en esas tierras. La vinculación entre comerciantes y militares siempre estuvo presente puesto que el aislamiento que sufrían las islas como consecuencias de las guerras europeas obligaban a la autofinanciación de las milicias. Esta tradición comercial que ha tenido Tejina desde la conquista se la debía a su puerto de San Bartolomé (embarcaderos de Bajamar y Punta del Hidalgo).
En Tejina estaba ubicada la séptima compañía del regimiento de la Laguna que era el principal de los cinco regimientos de la isla. Al frente de ella se encontraba el capitán Tomás Suárez de Armas (abuelo del diputado Gregorio Suárez), alcalde real de Tejina que vivía enfrente a la iglesia en una casa hoy derruida que mi generación conocía como la Hermandad. La hermana de Tomás Suárez, Juana, casó con Juan Machado y ambos apadrinaron a su sobrino Juan en Tejina. Las vinculaciones de Tejina con América son evidentes desde el mismo momento que comprobamos que el único teniente de la séptima compañía Francisco Montañez residía en Caracas. Gonzalo Machado aparece perteneciendo a la compañía de Granaderos mientras que su tío José Julián Miranda y Anchieta formaba parte de la plana mayor [iii] .
La tradición comercial de Juan Machado Dapelo no sólo le venía por su padre sino sobretodo por línea materna. Los Dapelo-Saviñón constituyeron una de las últimas familias genovesas que se asentaron en Tenerife a comienzos de siglo XVIII y que venían ya casados desde Cádiz. Son el mejor ejemplo de una endogamia familiar que rápidamente enlazan con lo más granado de la vida social insular apareciendo entre los regidores más influyentes de finales de siglo y comienzos del siguiente
El menudeo que se observa en las listas de embarque[iv]. nos indica que entre los productos había de todo ya que de todo se necesitaba en los comienzos de los asentamientos americanos. La presencia de agua en Tejina y su orografia característica de meseta cultivable nos hace deducir que uno de los primeros productos de primera necesidad que cultivó y se exportó fue el “zumaque”[v].
Las partes más utilizadas de la planta son las raíces y la corteza, destacando en su composición química la abundante cantidad de taninos gálicos, flavonoides, mircetol, así como, esencias, resinas, ceras y oxalatos. En base a esta composición se utilizaba como condimento al que llamaban “rojo” que extraían de la cáscara del fruto con forma de racimo. De sus hojas y por su decocción se hacían enemas para desparasitar o emplastos para tejidos gangrenados y sus gomas se empleaban en las caries dentales para eliminar el dolor. Hoy en día su uso en fitoterapia es escasa.
Sin embargo, el principal uso se basaba en las propiedades astringentes que le proporcionaban sus taninos en la fabricación de cuero de las tenerías o corambres, como la que existía en el Valle de los Núñez de Tegueste (Las Canteras). Para ello la dermis del animal se trataba con álcalis (baños de cal) para la eliminación del pelo y aclarado luego en soluciones ácidas. Una vez neutralizado el producto se procedía al curtido con las hojas y frutos del zumaque que tras el zurrado que con grasa y soleado se obtenía los cueros de diferentes grados de flexibilidad.
[i] Joseph de Viera y Clavijo. Noiticias de la Hiistoria de las Islas de Canaria
[ii] Leopoldo de la Rosa Olivera. Diario de Juan Primo de la Guerra.
[iii] RSEAPT, RM 111,f51r
[iv] Jose Luis Machado. Tenerife Isla Intensa.Personas y recursos en los siglos XVI al XVIII.
[v] Francisco Báez Hernández. La comarca de Tegueste (1497-1550).